sábado, 11 de diciembre de 2010

A la memoria de Santiago Agurto

Colegas,

El Dr. Santiago Agurto acaba de fallecer. Con él muere una parte de la historia de la arqueología peruana. Sus contribuciones sobre arquitectura prehispánica difícilmente serán igualadas, sus catastros arqueológicos son aún de consulta obligada en valles como el de Chancay y su obra será perecedera.

A Santiago Agurto le debemos además, los arqueologos villarrealinos, la posibilidad de estudiar o haber estudiado la profesión. Le deben también los antropólogos, literatos, lingüístas y filósofos la misma gratitud.

Recuerdo aquel primer año de creación de la escuela de arqueología. Santiago Agurto era rector encargado de la Comisión Reorganizadora en la Universidad Nacional Federico Villarreal. A pesar de que era una comisión impuesta por el gobierno fujimorista, la gestión del Dr. Agurto, para quienes conocimos la universidad durante y después de la intervención, fue la única que en pleno apogeo del neoliberalismo y de la lógica cartesiana del costo-beneficio creó una Facultad de Humanidades, con carreras que entonces nada tenían que ver con la lógica capitalista. La inauguración de las réplicas de las esculturas de piedra de estilo Recuay que se hizo en el Patio de la Facultad, en el Local villarrealino del antiguo Colegio Jesuita de la Inmaculada Conceoción contó con su presencia, dándose el tiempo para conversar con nosotros, los novísimos estudiantes de arqueología en el año 1998. Nos dijo que era un logro hacer creado la facultad, y a mi réplica de que si no sería un logro obtener también una universidad sin ontervención gubernamental, me dijo que siempre hay imperfecciones, pero que lo importante era construir sobre ellas.

Hoy, 13 años más tarde, le doy la razón. El Dr. Santiago no solo había creado una facultad en el papel, sino que creó la infraestructura básica necesaria: El Laboratorio de Arqueología Hoorato Amado, con la colección de textiles de Amado, y su propia colección de cerámica de las culturas Nasca y Chancay. Creó también la biblioteca de la facultad que nos dio los libros aunque básicos, especializados. Todo esto sin embargo, con la desaprobación de las viejas mafias apristas villarrealinas, quienes vieron en Agurto a un enemigo de su tradicionalismo y conservadurismo.

Años después, luego que los mismos estudiantes de la Facultad de Humanidades iniciáramos las protestas estudiantiles que culminaron con el fin de las Comisiones Interventoras en las universidades nacionales, la Villarreal volvió a ser autónoma y se reinició la vida política estudiantil y el co-gobierno. Pero quienes luchamos todos esos años, no sabríamos que esos mismos profesores que en la época de la intervención nunca se pronunciaban salvo contadas excepciones, serían los primeros en reivindicar sus viejas consignas partidarias apristas, y atentar contra la memoria social de la universidad. Lo primero que vi fue que las placas que inauguraban las obras de Agurto eran arrancadas de las paredes. Esa, aunque otra historia, refleja la realidad que campea aún en el Perú. La realidad que por algún motivo desconocido, nos gobierna en la moral y en la política. Pero en los años que el Dr. Agurto fue rector, cual época mágica y años dorados, las mafias no exitían, los apristas no eran apristas, los profesores podían hablar de política sin ser expulsados (cosa que ya no ocurre) y los estudiantes podíamos decirle a nuestro rector que no nos gustaba el sistema sin ser expulsados. Y además, podíamos estudiar arqueología.

Sé que nada es perfecto, ni lo será. Pero gracias al Dr. Agurto aprendí que siempre puede ser peor. La realidad peruana nos lo confirma.

Si el Dr. Agurto escuchara, como nos escuchaba y atendía en la propia sala de su casa de Pueblo Libre las veces que lo invitábamos a conferencias, le diría que le estamos profundamente agradecidos, pero también me moriría de la vergüenza por haber permitido que se borre nuestra memoria, y con ella una parte de la de el mismo. Espero que este texto nos ayude a recuperarla.

Con le ruego de su difusión,

Miguel Aguilar, M.A.

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